Hadara, un joven saharaui, a los dos años se pierde en el desierto durante una tormenta de arena. Una manada de avestruces lo salva y lo cuida como a un hijo. Cuando tiene diez años, un pastor lo ve con los avestruces, lo atrapa y lo lleva a la tribu donde su mamá reconoce al niño que perdió. A los quince años, se casa con Kharouba y tiene un hijo.