Escritores como Ak’abal, que provienen de ese antiguo mundo profundamente resguardado en las montañas, bosques, selvas o costas de nuestro inmenso continente, nos exigen penetrar en esa otra realidad que desconocemos, entender que esa cultura, que esa alma indígena vive y respira a nuestro propio lado, al mismo tiempo que nuestro tiempo, con la misma vida que nuestra vida, amando y entendiendo el mismo continente que nosotros amamos pero que no entendemos.