¿Qué quiere decir aprender a aprender? ¿Es, acaso, una competencia que podemos o deberíamos enseñar? Según la Comisión para la Educación de la Unión Europea, es la competencia básica para enfrentar el siglo XXI y los siguientes siglos. En un mundo en donde lo único constante es el cambio, saber aprender es lo único que garantiza la supervivencia. La Unión Europea la define como la capacidad de buscar, persistir y organizar el propio aprendizaje.

Esto quiere decir que debe organizar de manera eficaz el tiempo y la información tanto de manera individual como colectiva. Sin embargo, ¿qué implica saber aprender? Como toda competencia macro, requiere de un sin número de habilidades como resiliencia, potenciar la motivación y la confianza, autoestima, saber sobre las propias necesidades y procesos de aprendizaje para ser capaz de regularlos, tener una actitud positiva hacia el aprendizaje.

Sin embargo, ¿estas habilidades se traen, se aprenden, se enseñan o ambas? Aprender a aprender es una competencia que debe iniciarse desde el inicio de la escolaridad y continuar durante todas las etapas del aprendizaje. De hecho, aunque el aprendizaje es una capacidad innata del ser humano, esta debe potenciarse.

Aquí algunos de los principios metodológicos relevantes para la enseñanza-adquisición de saber:

Algo en lo que los docentes trabajamos poco es en la actitud hacia. ¿Cuántas veces hemos conversado con los estudiantes respecto a la importancia de su postura ante el aprendizaje? ¿Sabemos las actitudes que tienen ante los temas que se desarrollan? ¿Hemos discutido los contenidos que van a aprender y por qué son importantes y necesarios? Estas discusiones parecen triviales, pero son fundamentales para construir una actitud positiva hacia lo que es aprender, saber. Se pueden organizar debates en torno al tema, incluso provocar en los mismos estudiantes la reflexión de si el sistema que se está utilizando es el que más les funciona o si consideran que podría haber otro.
Aprender, como todo proceso, implica que se planifique, supervise y evalúe. Los y las estudiantes deben aprender a establecer sus propios objetivos de aprendizaje, conocer qué tan cerca o lejos están de ese objetivo, planificar una forma de adquirirlos, monitorear si lo está logrando y autoevaluar si el plan y los objetivos se están alcanzando. Estas destrezas se aprenden si son fruto de experiencias sistemáticas que pasan por la memorización de contenidos hasta llegar a proyectos de investigación.
Otro aspecto en el proceso es la valoración que los docentes hacen de las tareas o evaluaciones. No hay que dar mucho peso a respuestas de índole memorísticas (aunque son necesarias) y favorecer más la elaboración de resúmenes, esquemas, mapas conceptuales, síntesis, comentarios de texto, técnicas de subrayado, tareas de lectura y escritura reflexiva, incluso reflexiones sobre el propio aprendizaje. Es importante atender las propuestas taxonómicas sobre los niveles de pensamiento (Bloom, Marzano). Comenzar por habilidades como recordar datos (nivel de recuerdo) hasta llegar a la aplicación o evaluación de lo logrado (nivel de aplicación y metacognición). ¿Cómo reconocer la diferencia? Pocos son los ejercicios de pensamiento superior en el que la respuesta correcta provoca una pregunta cerrada.
Conectar los contenidos con temas de la vida diaria o con otros temas. Por ejemplo, cómo el ángulo con el que se tira una pelota determina la forma y el lugar donde cae. O bien, la importancia de masticar bien los alimentos para ayudar en el proceso digestivo.
Uno de los aspectos más importantes en el proceso de enseñar a aprender es la evaluación. La evaluación es una herramienta que no solo debe servir al docente para medir si el o la alumna alcanzó el aprendizaje; también debe enseñarle al estudiante a que aprenda a autoevaluarse.
Otro pilar importante en aprender a aprender es el trabajo colaborativo. Trabajar junto a otros permite que se tome conciencia de los propios procesos cognitivos, se aprende a definir estrategias, llegar a acuerdos y a exponer y argumentar públicamente por qué se toma una decisión sobre otra.

Todos estos principios no servirían si no se enfocan de una manera individualizada. Metodologías, didácticas hay tantas como hay alumnos así que lo más importante es que los docentes puedan tener la flexibilidad y adaptabilidad para abordar este proceso de enseñanza de forma individual.

La evaluación es una herramienta que no solo debe servir al docente para medir si el o la alumna alcanzó el aprendizaje; también debe enseñarle al estudiante a que aprenda a autoevaluarse.